La manera difícil
por Sandra
Shoup
(Traducido por Adriana Escobar y Alma Cámara)
Hay dos maneras de aprender todo: la manera
difícil y la manera fácil. Cuando se trata de
acuarios de agua salada, generalmente opto por la manera fácil
y trato de aprender de los errores de otros. (¡Es mucho
menos costoso y doloroso!) Sin embargo, el destino dicta a
veces que yo, también, debo aprender mis lecciones
de la manera difícil. "No compre animales móviles,
venenosos" y "no crea todo lo que le dicen en la
tienda de peces" son dos lecciones valiosas que aprendí
gracias a un pez león Volitans que tuve en mis
días de "sólo-peces".
Cuando seleccioné el hermoso pez
león de la tienda, fui advertida de las agudas espinas
dorsales armadas con veneno, pero me dijeron que la picadura
era comparable a una picadura de abeja. Habiendo sido picada
por las abejas algunas veces, no encontré ésto
particularmente preocupante y, después de todo, no
tenía ninguna intención de permitir que me picara.
El pez león y yo coexistimos pacíficamente por
meses, sin incidentes. Es decir, hasta una mañana de
sábado.
Sacaba la mano del tanque durante el mantenimiento
regular semanal cuando mi pez león me atacó.
Sin razón aparente, fui picada en el dedo anular de
mi mano derecha apenas sobre la palma. ¡Mi primer pensamiento
de "#%&$@ pez! ¡¿Para que harías
eso?! " fue desterrado rápidamente por un mensaje
más primitivo y urgente, "¡éso duele!"
El dolor candente en mi dedo vino como una sorpresa total.
Este no se sintió como ninguna picadura de abeja que
jamás haya experimentado. Esperé unos pocos
minutos a que el dolor aminorara, en lugar de eso, aumentó
constantemente. Llamé a la tienda en donde compré
el pez para pedir consejo. No estaba preparada para la respuesta
que obtuve.
"Llame a control de envenenamientos",
él dijo.
¿"Qué quiere decir con
llame a control de envenenamientos? El chico al que se lo
compré me dijo que la picadura era como una picadura
de abeja ", contesté incrédulamente.
"Obviamente, usted es alérgica",
fue su única respuesta.
Aquí fue cuando me asusté.
Rebusqué en el directorio telefónico con mi
mano izquierda y localicé el número de control
de envenenamientos. El candente dolor avanzaba por mi palma
y se dirigía hacia mi muñeca. Podía sentir
mi mano comenzando a inflamarse. Control de envenenamientos
me aconsejó remojar mi mano en agua tan caliente como
pudiera soportar y acudir al hospital cuanto antes. ¡Ésta
no era una picadura de abeja! Afortunadamente, tenía
alguien disponible para llevarme al hospital. Entre el recipiente
de agua caliente en mi regazo y las lágrimas en mis
ojos por el dolor palpitante en mi mano, no podría
haber manejado por mí misma.
A diferencia de mis otras visitas a la
sala de emergencias del hospital, en donde sentada esperaba
por horas mientras que aquellos más seriamente lesionados
eran tratados primero, fui atendida inmediatamente. Esta atención
inmediata solo recalcó la seriedad de la situación,
lo que a su vez, aumentó mi miedo. La única
cosa que el doctor podía hacer era darme algo para
calmar el dolor y observar mis signos vitales. Afortunadamente,
la inyección de Demerol trabajó de maravilla
y pasé el resto del día bajo observación.
Al atardecer convencí al doctor de que me estaba sintiendo
lo suficientemente bien para ir a casa. (El había estado
planeando retenerme toda la noche.) Mientras que firmaba mi
salida, le conté lo que el muchacho de la tienda de
peces había dicho acerca de mi condición alérgica.
Recuerdo claramente su exasperada respuesta, "Todo el
mundo es alérgico. ¡Es veneno!"
El pez león regresó a la
tienda el lunes. La hinchazón en mi mano tomó
dos semanas para disminuir. Yo tendría que decir que
la peor parte (después del dolor, por supuesto) fue
el haber tenido que explicar a mis compañeros de trabajo
cómo el pez de mi acuario me había picado.
Considere esta historia un regalo, si quiere.
Yo tuve que aprender estas lecciones de la manera difícil.
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